Juan Carlos era el tipo de persona que te encantaría odiar.
Siempre estaba de buen humor y siempre tenia algo positivo que decir. Cuando
alguien le preguntaba como le iba, él respondía: "Si pudiera estar mejor,
tendría un gemelo". Él era un gerente único porque tenia varias meseras
que lo habían seguido de restaurante en restaurante.
La razón por la que las meseras seguían a Juan Carlos era
por su actitud. Él era un motivador natural: Si un empleado tenia un mal
día, Juan Carlos estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado
positivo de la situación.
Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un
día fui a buscar a Juan Carlos y le pregunte: "No lo entiendo... no es
posible ser una persona positiva todo el tiempo... como lo haces...".
Juan Carlos respondió: "Cada mañana me despierto y
me digo a mi mismo: Juan Carlos, tienes dos opciones: Puedes escoger estar
de buen humor o puedes escoger estar de mal humor. Escojo estar de buen
humor. Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o
aprender de ello. Escojo aprender de ello. Cada vez que alguien viene a mi
para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de
la vida. Escojo el lado positivo de la vida."
"Si... claro... pero no es tan fácil" (protesté).
"Si lo es" dijo Juan Carlos. "Todo en la vida es acerca de
elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección. Tu
eliges como reaccionas a cada situación. Tu eliges como la gente afectará tu
estado de ánimo. Tu eliges estar de buen humor o mal humor.
En resumen: "TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA".
Reflexioné en lo que Juan Carlos me dijo. Poco tiempo
después, dejé la industria restaurantera para iniciar mi propio negocio.
Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Juan Carlos cuando tenia que
hacer una elección en la vida en vez de reaccionar a ella.
Varios años mas tarde, me enteré que Juan Carlos hizo algo
que nunca debe hacerse en un restaurante. Dejó la puerta de atrás abierta una
mañana y fue asaltado por 3 ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja
fuerte, su mano temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los
asaltantes sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Juan Carlos fue
encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después
de 18hs. de cirugía y semanas de terapia intensiva, Juan Carlos fue dado de
alta aún con fragmentos de bala en su cuerpo.
Me encontré con Juan Carlos seis meses después del
accidente y cuando le pregunté como estaba, me respondió: "Si pudiera
estar mejor, tendría un gemelo".
Le pregunte que paso por su mente en el momento del
asalto. Contestó: "Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber
cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso
recordé que tenia 2 opciones: Podía elegir vivir o podía elegir morir.
Elegí vivir".
"¿No sentiste miedo?", le pregunté. Juan Carlos
continuó: "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a
estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las
caras de médicos y enfermeras, realmente me asusté... podía leer en sus ojos:
Es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar acción..."
"Que hiciste" pregunté. "Bueno... uno de
los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo
grité SI, a las balas! Mientras reían les dije: Estoy escogiendo vivir...
opérenme como si estuviera vivo, no muerto".
Juan Carlos vivió por la maestría de los médicos pero sobre
todo por su asombrosa actitud.
Aprendí de que cada día tenemos la elección de vivir
plenamente.
La actitud, al final, lo es todo.
El
Sembrador
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