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¿QUE SIGNIFICA HOY EL DESARROLLO?

Análisis de los paradigmas y tendencias del desarrollo actual

 LA PROBLEMÁTICA DEL DESARROLLO

 El concepto de desarrollo es quizás uno de los términos más usados, pero también uno de los más ambiguos, más complejos y más ideologizados en el mundo contemporáneo. El concepto es adaptable y transferible de tal manera que se podría preguntar, ¿Cuál es el embrollo del desarrollo?. ¿Qué significa hoy el desarrollo?

Todas las áreas del conocimiento de lo social, sin excepción alguna, formula, plantean y debaten del problema del desarrollo como su paradigma básico y esencial. Las teorías, herramientas, prácticas, experiencias sociales tienen un sentido y una orientación clara y una intencionalidad definida: lograr el desarrollo y el crecimiento. Pero donde estriban las diferencias?, donde se establecen los límites y las coherencias. Tal vez la respuesta se encuentra en la concepción que subyace en el concepto desarrollo. Desarrollo es crecimiento?. ¿Desarrollo es progreso?. ¿Desarrollo es cambio?. Se trata del desarrollo de los objetos  o el desarrollo de los sujetos?. El desarrollo es económico y / o social?. El desarrollo es coyuntural, estratégico o puntual?. ¿Cuáles son los criterios   para definir que algo se ha desarrollado?. Finalmente el desarrollo de qué?, para qué?, para quién?, al servicio de qué intereses?.

Las restantes preguntas son con relación a lo alternativo. El desarrollo de lo alternativo o para lo alternativo?. Alternativo es lo diferente? O, lo alternativo es lo futurible?.

Las ciencias sociales sea por complacencia o por necesidad han tenido que incorporar dentro de su armazón nuevos conceptos tales como: participación, autogestión, vida cotidiana y desarrollo. Términos que si bien todavía se discute su puesto en la estructura racional científica, no se puede desconocer la fuerza política, de transformación y de cambio que significa para el conocimiento y mejoramiento de la vida de comunidades y personas.

El término desarrollo  alternativo   no sólo representa el eje de nuevas concepciones y teorías en la ciencia social, sino que son dignas manifestaciones de las fuerzas sociales que han dinamizado los proyectos innovativos de convivencia, desarrollo y cambio político.

La cultura y el desarrollo no son sólo términos en un texto o discurso, son experiencias concretas de vida de los grupos humanos en esta inmensa Colombia, con la cual nos sentimos identificados y comprometidos. Las ciencias sociales y sus procesos investigativos ( etnográficos, hermenéuticos y documentales) han generado un trabajo cada vez más reconocido y aceptado pero que a pesar de su fuerza para crear una teoría coherente de lo social, no han podido acercarse a la creación de una lógica de convivencia social sin destrucción y sin violencia.

Todavía subsisten problemas y dificultades para abordar el desarrollo como un desarrollo de los grupos, comunidades y personas y no únicamente del crecimiento económico de la infraestructura. La tradición positivista de carácter instrumental operativa ha enfatizado en el desarrollo de los objetos en detrimento del desarrollo de los sujetos. Al respecto el eminente físico MARGENAU  y el psicólogo LESHAN, traducen este sentimiento en relación con las formas de conocer y sus implicaciones en el desarrollo social y el desarrollo científico, en las siguientes reflexiones:

La división de la realidad en conocimiento objetivo y conocimiento subjetivo y las consiguientes subdivisiones en la esfera  objetiva, produjo enormes avances en el mundo objetivo. Se realizaron progresos tales en la capacidad humana para transformar y distribuir la energía y para inventar nuevas formas materiales y máquinas que en 100 años se registraron más progresos que en los anteriores tres mil años. Sin embargo, lentamente comenzaron a manifestarse problemas inherentes a esta división renacentista de la realidad. El conocimiento, la predicción y el control de la parte objetiva progresaban a un ritmo muy rápido y en el plano de lo subjetivo el conocimiento iba a un ritmo muy lento. La división de la realidad  en una esfera de materia y una esfera del espíritu suministraba una metodología muy poderosa para estudiar una de las esferas y ofrecía una metodología muy inapropiada para estudiar la otra. Como podemos verlo ahora, aunque nadie antes habría podido percibirlo, este desequilibrio tuvo consecuencias inexorables y desafortunadas. Nuestro poder manipular y controlar el mundo exterior aumentó enormemente, pero no progresamos en la compresión de nuestra conducta y nuestra experiencia interior.[1] 

Esta herencia de una tradición teórica y metodológica que construyó un monumento a la objetividad, empobreció nuestra voluntad de conocimiento hacia una sociedad compuesta de sujetos y no meramente de objetos de conocimiento.

La investigación del desarrollo es un proceso de construcción de un saber que toma valor sólo en la medida que se edifican en los procesos de interacción de sujetos ( investigador- investigados). Manuel Vega Rodríguez , expresaba con respecto al descuido del sujeto en la ciencia social y particularmente  en su disciplina. La psicología actual ha recuperado la mente pero no queda claro que haya recuperado el sujeto. No es muy aventurado decir que la recuperación del sujeto es un proceso  de conocimiento que implica mirar al hombre de manera más intensa y  minuciosa. Mirada que supone la creación de nuevas y complejas relaciones entre lo epistemológico, político, ético, antropológico, hecho que ningún hacedor de la cultura, ningún profesional del área social se sustraer. Al respecto Frank Kafka plantea la necesidad de tener otra mirada sobre la realidad: "Es necesario empezar a ver la realidad de otra manera porque solo cuando somos capaces de ver la realidad de otra manera es posible cambiarla".[2]

NUEVAS REALIDADES Y ACONTECIMIENTOS

Los nuevos escenarios y realidades económicas y sociales, tales como la globalización de la economía, la apertura de mercados, la formación y consolidación de bloques regionales, el cambio de las empresas transnacionales en megaempresas, el renacimiento de los nacionalismos y culturas religiosas y la transformación   de las instituciones y la búsqueda creciente de un nuevo orden internacional y nacional, han incidido en la agudización de las crisis y problemáticas sociales especialmente en el tercer mundo, como también en la generación de nuevas formas de conocimiento y transformación de la realidad social, especialmente en lo relacionado con las concepciones y teorías del DESARROLLO.

En su obra EL DESARROLLO A ESCALA HUMANA, Manfred Max- Neef, plantea las diferentes descripciones e interpretaciones que se han hecho de la crisis Latinoamericana: "Hoy es casi un lugar común  afirmar que América Latina está en crisis , la magnitud de la crisis parece trascender la capacidad de asimilarla e internalizarla plenamente. Después de todo no se trata de una crisis simple; no es solo económica, ni es sólo social, cultural, pedagógica y política. De alguna manera es una convergencia de todas ellas pero, en su agregación resulta en una totalidad que es más que la suma de sus partes. En lo político, la crisis se ve agudizada por la ineficiencia de las instituciones, la internalización creciente de las decisiones políticas y por la falta de control que la ciudadanía tiene sobre las burocracias públicas. ( En el caso de Colombia es evidente la poca influencia y participación de la sociedad civil).[3]

En lo social la creciente fragmentación de las identidades socio- culturales la falta de integración y de comunicación entre los movimientos sociales, la exclusión social, política y el empobrecimiento de las grandes masas, han hecho inmanejables los conflictos en el seno de las sociedades a la vez que imposibilitan respuestas constructivas a tales conflictos.

La educación, la planeación participativa, la evaluación permanente, el control de los procesos y las pedagogías en valores se han constituido en componentes básicos o fundamentales para dar una respuesta racional y efectiva a las problemáticas planteadas para lograr la eficiencia, la productividad, la calidad y de esta manera generar procesos de desarrollo autosostenidos y auto sustentables.

Sin embargo, a pesar de las crisis de toda índole, las ciencias sociales se debaten entre la incertidumbre y la esperanza. Es por esto que la problemática del desarrollo se ha convertido en preocupación fundamental de planificadores técnicos, escritores y políticos.

LOS NUEVOS PARADIGMAS DEL DESARROLLO

El desencanto generalizado por la política convencional y la crisis de los paradigmas formales predominantes siguen vigentes, aunque es evidente la emergencia y el desarrollo en los ámbitos intelectuales de un discurso crítico y constructivo, así como también de actores sociales y movimientos ciudadanos que intentan - teórico y prácticamente- refundamentar una renovada política, revitalizar una cultura cívica basada en los derechos humanos y establecer las bases éticas e institucionales de un nuevo desarrollo, respetuosos éste de la diversidad, la solidaridad, la igualdad entre los sexos, la interculturalidad, la participación ciudadana y la sustentabilidad ecológica del mismo. [4]

En verdad se trata de retomar un discurso histórico que valore la dimensión utópica de la vida humana y plantee la necesidad trascendental de construir una democracia basada en una ciudadanía activa, crítica y participante. No una democracia de espectadores; sí, en cambio, una democracia de ciudadanos. En este sentido Freinet se expresaba de la siguiente manera: " No es con ciudadanos arrodillados con quienes se construye una democracia".

La literatura que existe en occidente acerca de los nuevos paradigmas plantea la presencia de una crísis de las fuentes mismas de nuestra vida individual, social, económica, cultural y moral.[5]

En todos los dominios científicos y espirituales, hombres y mujeres buscan comprender y transformar el mundo en que vivimos. Sin embargo, las incertidumbres culturales y espirituales, la parálisis ideológica y la crisis de la imaginación y participación democrática pareciera ser que han acabado por generar un sistema que destruye los medios propios de la creatividad, provocando una suerte de crisis de la inmunidad espiritual humana.[6]

Pensadores como Edgar Morín (Ciencia con conciencia. Antrohopos, Barcelona, España.1984. El Método. Naturaleza de la Naturaleza, Madrid, España.1986) y Gregory Bateson (Pasos Hacia una Ecología de la Mente, Carlos Lohle, Buenos Aires, Argentina, 1976. Espíritu y Naturaleza, Amorrortu Editores, Buenos Aires, Argentina, 1982), han planteado lo decisivo de la naturaleza relacional de la información, tanto en la física como en la biología y en la sociología. El impacto de este fenómeno se aprecia de igual modo  en la economía, transformándose en nuestra época de manera sustantiva el concepto de productividad: la irrupción de las nuevas tecnologías de la información hacen que en el proceso económico los factores inmateriales lleguen a ser más importantes que los materiales, poniéndose de relieve la necesidad estratégica de nuevas inversiones en el campo de la investigación científica y de la formación de las personas. [7]

Hay que desarrollar un pensamiento y un modo de vida que sea capaz de revertir las tendencias predominantes que conducen a la deshumanización, tales como el dominio de los órdenes cuantitativos y mercantiles, el culto del gigantismo, el desprecio por el equilibrio ecológico, la homogenización del consumo, la reproducción del modelo industrial en la vida social, la imposición de conductas jerárquicas y represivas a nivel cultural entre otros. [8]

Ninguna de nuestras intenciones será viable si no se consigue construir un conocimiento de la realidad del mundo moderno de ésta era informacional, a través de una aproximación que sea a su vez experimental/ lógica y espiritual/ racional. Se trata de construir un lenguaje de cambio, en el cual no exista ni compartimentación, hiperespecialización exclusiones, seguridades completas, violencias ni fobias. Un lenguaje que haga posible el entender tanto la actualidad de ámbitos tan decisivos como son la escuela, la familia, las iglesias, la sociedad civil y las instituciones políticas como la necesidad de superación de sus crisis y decadencias.[9]

La democracia debe ser construida como un espacio donde se impulsen los procesos sociales, comunicacionales e informacionales en un horizonte más amplio que el circunscrito al espacio de la política convencional. La política debe ser una creación cultural a través de la cual se vaya construyendo una racionalidad histórico- trascendente a la mera coyuntura.[10]

Por esto mismo, es una exigencia de los tiempos actuales el avanzar en la construcción de democracias que rescaten lo social y la dinamicidad de los movimientos ciudadanos y culturales que se expresan en   los ámbitos cotidianos y de base.[11]

El planteamiento propuesto permite la incorporación de una temática que está en el centro de los actuales "debates modernos" y es la que se refiere a si los humanos tienen razones para aceptar que poseen algún tipo de capacidad (razón) para determinar y fundar un comportamiento y una praxis con pretensiones integrales, justas y racionales. Como dice José María Mardones, se trata de saber si el hombre tiene la capacidad para distinguir la libertad de la tiranía, la falsedad de la verdad, lo justo de los injusto i si está por el contrario condenado a la lógica postmoderna del pensamiento débil y de la fragmentación relativista.

El camino propuesto conduce a que el hombre se reconozca tal como lo señala la expresión de Victoria Camps, cuando sostiene: "El hombre no puede vivir a espaldas de la ética"[12].  Toda estrategia de cambio se expresa al fin de una ética de las virtudes, donde la praxis cotidiana deviene en humanismo verdadero si existe una equilibrada interacción de lo cognitivo ético- moral, estético-expresivo, aunque en el desarrollo equilibrado de todas estas dimensiones tenga un papel orientador la razón práctica. [13]

No se trata solamente de aspirar a una nueva calidad de vida, sino que también de reconocer que tal demanda es una necesidad humana.[14]

UN NUEVO CONCEPTO DE DESARROLLO

A partir de la segunda mitad del siglo XX, hablar de desarrollo en relación con el hombre y la sociedad se convierte en tema obligado tanto en el discurso científico, como en el político y en el cotidiano. Han primado dos perspectivas: la economicista y la psicológica, ambas inspiradas en la evolución y el crecimiento biológico desde cuya analogía se desprende una visión de desarrollo como un proceso único , limitado continuo y ascendente.

La historia del desarrollo ha estado referida a la supremacía de la razón y a la acumulación de riqueza como conducente al bienestar del hombre. Se busca la evolución de los sistemas de producción, la mayor acumulación y el progreso de la técnica en aras de una mayor eficacia que mejore la productividad, que parte de la creencia de que el crecimiento ilimitado de producción y de las fuerzas productivas es la finalidad central de la vida humana; lo que cuenta es lo que puede contarse. Prima la perspectiva  de racionalidad, orden y organización, concepción que ha dominado la vida, la acción y el pensamiento occidental frente a otras formas de vida que han sido consideradas como atrasadas. Se busca, entonces cambiar las estructuras sociales, las actitudes, la mentalidad, las significaciones, los valores y hasta la organización física de los seres para lograr el progreso, bienestar y modernización necesarios para acceder a la civilización industrial. A la educación se le encomienda la labor de acelerar el cambio social en función de este modelo. El desarrollo queda unido al crecimiento económico, a la cantidad de bienes, a la producción disociada de la calidad de vida. A pesar de los esfuerzos por incluir la perspectiva humana en el debate mundial del desarrollo, ésta se enuncia muy ambiguamente como la satisfacción de necesidades humanas y se sigue midiendo a partir de indicadores de crecimiento.[15]

Si bien es cierto que el crecimiento industrial como panacea del desarrollo antroposocial sigue siendo un modelo de vida, son ya muchos los cuestionamientos al respecto. La noción de desarrollo y sus postulados entran en crisis desde la década de los setenta. El progreso ya no se ve como algo lineal, simple, seguro e irreversible, sino como un proceso complejo, problemático. [16]. Analistas sociales como Touraine, por ejemplo, insisten en distinguir entre los modos de producción y consumo y los modos de desarrollo; otros como Nisbet separan la fe en el progreso de la fe en el crecimiento económico, hoy parace que se va reconociendo que la racionalidad no es el único camino.

El otro filón de la reflexión sobre el desarrollo proviene como ya se dijo de la psicología y se centra principalmente en las etapas evolutivas del ser humano, de la infancia hacia la madurez, en sus diferentes ámbitos: el cognitivo: Piaget, el moral: Kohlberg, el emociona: Erickson y el psicosexual: Freud. A pesar de la diversidad de matices, riqueza y posibilidades que cada uno de los autores propone, parecería que en el ámbito educativo el desarrollo ha ido quedando asociado a una visión ascendente de las capacidades, principalmente como el paso de la ignorancia al conocimiento. En este sentido, a los educadores les correspondería conocer los diferentes estadios para que los procesos pedagógicos contribuyeran al adecuado desarrollo de cada etapa.

Sólo muy recientemente se ha abierto la perspectiva del desarrollo hacia el ámbito de la cultura. Se recuperan autores como Vygotsky con su propuesta desde la imaginación y el lenguaje, y autores como Bruner y Berstein quienes abordan el desarrollo humano como un proceso de construcción referido siempre al sentido que el hombre le da a su mundo y que se da a sí mismo como individuo y como sociedad.

Esta perspectiva sitúa la problemática del desarrollo en el centro de la pregunta por el hombre. Se hace necesario acudir a la antropología filosófica desde donde se pueden dilucidar algunos caminos para comprender el sentido de lo humano. [17]

El hombre es trascendente y esto quiere decir, que es un acto - de superación jamás acabado-. Esta apertura de principio, ésta accesibilidad de la obra o al proyecto de hombre en cuanto tal, es el que funda la persona, brindándole su horizonte de humanidad, entendida como totalidad que hay -que- hacerse, representa la condición de posibilidad de la persona. El hombre no está terminado; es decir sigue, siendo tarea para sí mismo y de sí mismo. El hombre es pro- yecto, como aquello que es lanzado; por ello es siempre pre- visor   : está orientado como Prometeo a lo lejano, no a lo  presente en el tiempo ni en el espacio; al contrario del animal vive para el futuro. Su horizonte es aquello que está siempre más allá y que jamás es alcanzado, aún cuando siempre se camine hacia él.

"El hombre es capaz de actuar lo que es infinitamente improbable". Cuando el hombre actua., no se separa del mundo, por el contrario, se entrega a él, lo explora en todas las dimensiones que ofrece, se sumerge en él para encontrar allí su patria. La acción que el hombre inicia es humanamente desplegada por la palabra y, aunque sus actos se perciben en su apariencia bruta físicamente sin el acompañamiento verbal, solo se vuelve  relevante a través de la palabra dicha en la que se identifica como actor, anunciando lo que hace, lo que ha hecho y lo que intenta hacer.

El hombre es el ser práxico, es decir, transformar por sí mismo los condicionamientos de su existencia en oportunidades de prolongación de su vida. Todas las carencias de la constitución humana son transformadas por el hombre, por sí mismo y con su acción, en medio de su existencia, conjugándose así en último término el destino del hombre a la acción y su incomparable ubicación espacial. Los actos por los que lleva a cabo la tarea de hacer posible su vida han de considerarse:  actos productivos . Como dice Kant: "El hombre tuvo que producir todo por sí mismo".[18].  La esencia de la naturaleza transformada por él en algo útil para la vida que se llama cultura y el mundo cultural es el mundo humano. Para él no hay posibilidad de existencia de una naturaleza no cambiada, la cultura es pues la segunda naturaleza esto quiere decir, que es la naturaleza humana, elaborada por él mismo y la única en que puede vivir. El mundo perceptivo que vemos alrededor de nosotros es totalmente el resultado de la actividad humana.

Esta actividad siempre es social. El hombre sólo existe en la sociedad y por la sociedad, como afirma Touraine: "Toda sociedad crea su propio mundo en el que evidentemente ella está incluida. Toda sociedad es un sistema de interpretación del mundo, es una construcción, creación de un mundo, de su propio mundo.

El hombre puede decirse se desarrolla como individuo en el hacer- su- vida-, y como especie en el transcurso de la historia. En este sentido, el desarrollo no es más que la realización de lo virtual, es llevar al ser humano a su condición de ser humano, en donde como naturaleza humana llegue a ser lo que es. En este espíritu del sentido originario del término desarrollo, que viene de rota, rueda, rollo. Desarrollar aparece  del latín tardío como hacer rodar, como la acción de extender algo enrrollado. El concepto va enriqueciéndose hasta entenderse como desplegar, ejecutar, realizar; el desarrollo humano no es otra cosa que la realización de la naturaleza humana entendida como cultura.

Y al realizarse como humano, el hombre ha de irse haciendo permanentemente; en otras palabras, formándose en lo que es como posible; en eso consiste su desarrollo humano. Supone que hay múltiples y diversas maneras de realización y que cada sociedad va construyendo sus propias concepciones. La sociedad no es algo ya constituido , sino que siempre es, como bien lo explica Castoriadis, constituyente; porque hace parte de ese continuo hacerse- el- hombre. Supone que el hombre en su formación ha de irse convirtiendo en un ser autónomo, capaz de incidir sobre su propia vida.  

[1] MARGENAU, H Y LESHAN. El Espacio de Einstein y el Cielo de Van Gogh. Barcelona, España. Editorial GEDISA, 1985. Pg. 49

[2] Citado por Zuleta Estanislao. Arte y Filosofía, pg. 17

[3] MAX NEEF., Meanfred. El Desarrollo a Escala Humana. CEPAUR, Santiago de Chile. Pg. 4

[4] Claus; partidos Políticos y Nuevos Movimientos Sociales, Sistema, Madrid, España. 1992, pg. 32

[5] Capra., F, Sabiduría Icomun. Cultrix, Sao Paulo, Brasil. 1988. Y Wilber, Ken. Los Tres Ojos del Conocimiento. La búsqueda de un nuevo paradigma., Kairós, Barcelona, España. 1991

[6] Mardones., José María. Posmodernidad y Cristianismo. El desafío del fragmento, Sal Terral, Bilbao, España. 1988

[7] (CEPAL- UNESCO, Educación y Conocimiento: Eje de la Transformación Productiva con equidad, Santiago de Chile, 1992. Otra versión: Coraggio, José Luis, Economía y Educación en América Latina: Notas Para Una Agenda de los 90, Papeles de CEAAL No. 4, Santiago de Chile, 1993)

8 Osorio, Jorge. El Corazón del Arco Iris- CEAAL, Santiago de Chile, Chile, 1993

[9] Ibidem. Pg. 10

[10] Osorio Jorge. Notas Sobre Políticas de Derechos Humanos en Chile, en CIUDADANIA No. 1. Instituto de Educación para los Derechos Humanos, Santiago de Chile, 1992.pg. 77

[11] Heller, Agnes. Existencialismo, Alienación, Postmodernismo: Los Movimientos Culturales como vehículo de cambios en la Configuración de la Vida Cotidiana., en Heller , A y Feher, F. Políticas de la Postmodernidad. Editorial Península, Barcelona, España.1989

[12] Camps, Victoria. Virtudes Públicas, Editorial, Spasa Calpe. Madrid, España. 1993. Pg. 10

[13] Mardones, José María, po. Cit. Pg. 36

[14] Max- Neef, Manfred y otros. Desarrollo a Escala Humana. CEPAUR, Santiago de Chile, 1986.

[15] Max- Neef. Las Necesidades Humanas, la autodependencia y las articulaciones orgánicas como pilares fundamentales del desarrollo a escala humana.

[16] Furtado, Celso. El Desarrollo. Madrid, España. Editorial Tecnos. 1980. Pg. 280-302. También Morin, Edgar. El Desarrollo De la Crisis del desarrollo. Madrid, España. Editorial Kairos. 1982. Pg. 223-256

[17] Jolif, Y. J. Comprender al Hombre. Salamanca. Sígueme. 1969. Ghelen, Arnold. El Hombre. Salamanca. Sígueme. 1980

[18] Kant, Emmanuel. Ideas para una Historia Universal en Sentido Cosmopolita.1784

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